Chile se acerca ha su bicentenario; la burguesía se
organiza para celebrar con bombo y platillo tan magno evento, son 200 años de
predomino absoluto sobre el estado nacional, permitiéndole sortear con
inteligencia organizada, con unidad de clase, con golpes de estados y la
represión más draconiana contra los pobres de la ciudad y el campo; todo los
intento del movimiento obrero y popular para arrebatarle el poder y construir un
sociedad distinta; han terminado en el más rotundo fracaso. Los liderazgos ó sus
vanguardias que han buscado hegemonía sobre el mundo obrero, prometiéndole
cambio al interior del estado burgués, a través de reformas sociales y
económicas, ó la quimera reformista de ir adueñándose del edificio burgués en
forma paulatina, pacifica, electoral, en la cual el pueblo trabajador debía
solamente limitarse hacer correa de transmisión de los partidos
burgueses o de la izquierda reformista, han quedado en el más absoluto
fracaso.
Los
sueños de una sociedad sin clase, utopía legitima de la clase obrera, han ido
dando porrazo tras porrazo, porqué por qué el pueblo trabajador siempre a
depositado su confianza en organizaciones de naturaleza espuria, qué cada vez
que la lucha de clase aumentaba su intensidad contra el estado burgués y sus
dueños la clase patronal, estos lideres y partidos seudo revolucionario terminan
traicionando a los trabajadores.
Durante 100 años el proletariado ha
confiado en los partidos electoralista sean estos de izquierda o centro derecha,
pensando en forma muchas veces ingenua, qué ese era el camino para
resolver sus problemas endémico de miseria y cesantía.
Muchas organizaciones políticas de
izquierdas se han levantado como alternativas al reformismo y al revisionismo,
expresando con audacia he impetuosidad, la osadía de un camino distinto en
contraposición a la fatalidad de los partidos históricos del proletariado, el
poder burgués, como el reformismo-revisionista han hecho pagar caro al pueblo
trabajador el deseo de tomar el cielo con las manos; todo este rico proceso no
ha sido en vano, los sectores más lucidos y conciente de la clase obrera han
aprendido con fuego las lecciones de la historia para no cometer los mismo
errores del pasado.
La situación en cual vivía el pueblo
trabajador hace una centuria no ha cambiado mucho la miseria, la
cesantía, la delincuencia, la falta de educación y salud, la guerra al pueblo
mapuche, la represión al movimiento sindical, sigue siendo igual que en antaño;
cuando Luís Emilio Recabarren escribió el libro “rico y pobre”. Los porfiados
hecho nos golpean el rostro, la deferencia entre ricos y pobres es tan abismante
y escandalosa, entre los que no tienen nada y los que lo tienen todo, los polos
de pobreza y riqueza se mantiene en forma inalterable; desigualdad
económica, desigualdad social por un
lado, el proletariado y los campesinos, juntos a los pobres de la
ciudad y el campo, viven en forma tan pauperizada
como hace cien años atrás, y por el otro lado en la vereda de enfrente, la
burguesía, y los nuevos dueños de la tierra, viven en una opulencia jamás vista
en la historia de Chile. Con la salvedad que la Burguesía criolla sigue
detestando el poder político y económico en forma absoluta.
La
clase media o pequeña burguesía, los “siúticos o medio pelo” como llamaban en
forma despectiva y humillante la oligarquía ha esté sector arribista y
desclasado, durante esta centuria han logrado encaramarse,
situarse en zona de poder he influencia al interior del aparato burocrático del
Estado, obstaculizando, engañando, mintiendo en forma nítida junto
a sus partidos pequeños burgueses la labor subversiva del pueblo
trabajador.
Mientras que los de abajo,
usando un vocablo colonial “el bajo pueblo” es decir el proletariado y los
campesinos, en estos doscientos años de independencia, han seguido viviendo en
la miseria y la esclavitud del capital explotador.
El
Chile del bicentenario nos encuentra en un proceso de atomización galopante, la
incapacidad de la clase obrera de auto dotarse de un instrumento sindical
clasista, como lo fue la heroica Federación obrera de Chile, ó la revolucionaria
Central Unitaria de trabajadores de Chile la CUT del compañero Clotario Blest,
no la del yanacona y socialista traidor del chino Martínez; La debilidad
ideológica y orgánica de la clase obrera se explica, por la fuerte represión y
el exterminio de los mejores cuadros sindicales y políticos en manos de la
dictadura militar; por la traición y el oportunismo de los dos partidos ejes del
proletariados; el dominio absoluto del pensamiento neoliberal interior de
nuestra clase.
El
proletariado desde el año 50 hasta la década del 70 vivió una época de toma de
conciencia revolucionaria de suma importancia generando un combatividad política
y una claridad ideológica que le permitió colocarse a la cabeza
de la lucha social, económica y política y sobretodo que se
planteo en forma nítida la toma del poder en pos de la construcción del
socialismo, el protagonismo obrero fue perdiendo en forma
paulatina protagonismo producto de las constantes derrotas en cual lo llevaron
los partidos reformista y electoreros, que viven preocupado de un puesto en el
parlamento, otro factor a tomar en cuenta y que influye en la atomización del
pueblo trabajador, es la actitud muchas veces incomprendidas, la falta de
generosidad, la actitud sectaria, dogmática y por sobretodo por el negativismo y
caciquismo de las organizaciones de la izquierda revolucionaria por generar un
proceso de unidad para dotarnos de un instrumento revolucionario que nos permita
levantar la conciencia de clase desarrollando un proyecto
socialista revolucionario desde abajo, para enfrentarnos a la burguesía Chilena
y al imperialismo yanqui y tirar todo el lastre neoliberal al tarro de la
basura de la historia.
Nuestro proyecto político, económico, social y cultural
tiene qué ser de naturaleza:
Anticapitalista.
Eminentemente clasista y revolucionario.
Sobretodo antiimperialista.
Por
la unidad de los pueblos y los trabajadores desde tierra del fuego hasta Méjico,
para construir los Estados Unidos de América Latina.
Impulsando una economía planificada y al servicio de los
pobres de la ciudad y el campo, y no para el privilegios de algunos burócratas
como paso en los fenecidos países del Socialismo real.
La
unidad tiene que basarse en los postulados de la lucha de clase, llevando a la
clase obrera como Una “clase en si, para transformarla en una clase para
si”. Anticapitalista y ante todo antiimperialista.
Nuestros postulados son
clasistas. Nuestro norte tiene que ser el proletariado, el
campesinado, los pobres de la ciudad y el campo y los pueblos
originarios, es donde radica nuestra fuerza y nuestro triunfo sobre la barbarie
neoliberal, esté triunfo será posible siempre y cuando los llamados a resolver
sus propios problemas tomen en sus manos la responsabilidad política, social,
orgánica y revolucionaria, buscando la solución a través de
su conciencia revolucionaria como clase
protagonista de los cambios.
Los esfuerzos realizado por los promotores
del Socialismo del siglo 21, por impulsar políticas de integración desde un
punto de vista igualitario, federado, con una visión de igualdad entre los
pueblos y los Estados; Los procesos sociales que actualmente levantan algunos
países en América latina, nos retrotraen a lo que fue el fracasado
proyecto de la Unidad Popular a principios de la década del 70, por lo tanto los
ideólogos del socialismo del siglo 21 deben tomar en cuenta las lecciones de la
historia para no caer en los errores de la U.P.
América Latina caminan por
un proceso de nacionalismos progresivos, los fenómenos sociales, ideológico y
políticos se levantan con más fuerzas soplan vientos de transformaciones
sociales, de identidad con lo nuestro, y se rescata del olvido ha un mariátegui,
un “che” Guevara, un Recabarren, que nos legaron las base de sustentación
ideológica y orgánica, Zapata, Sandino “él general de hombre
libres” grita con más impetuosidad fuera los yanqui de América Latina, mientras
que por el otro lado los Gobierno retrógrados, neoliberales elevados a la
potencia de 10, colocan piedras en el camino de la integración, el imperialismo
yanqui siempre cuenta con fieles sirvientes para neutralizar todo intento de
integración, Chile Y Colombia verdaderos sirvientes rastreros, lacayos al
servicio del pentágono, neutralizan todo intento de unidad Americana:
Tenemos que enrostrarles a estos neoliberales
degenerados, he incestuosos, que ha llegado su hora, la muerte del capitalismo
explotador; que no pregunten “Porqué están doblando las campanas, por qué
estando doblando por ti”
FRENTE UNIDAD REVOLUCIONARIA
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